Reflexionar sobre los elementos clave del proceso inclusivo nos permitirá hacer un planteamiento educativo acorde con esta perspectiva (Barton, 1998; Booth y col., 2000; Ainscow, 2001a,b; Ainscow y col., 2001a,b; Susinos, 2002). La inclusión no es una meta, un objetivo, algo que se logra, sino que es un proceso, un plan abierto, una búsqueda interminable de formas de responder a la diversidad. No es un estado, un problema de sí/no o de logro de unos objetivo. La inclusión es un camino que se hace al andar, una dirección que se toma en los centros educativos y a cuyo destino final nunca se llega. Es un proceso en constante elaboración.
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